Nuestro Dios y Señor insiste en que nosotros Le pertenecemos sin ninguna reserva. En 1 Tesalonicenses 5:23-24, el deseo de Pablo con la iglesia es «…que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.»
Este próximo mes de agosto vamos a abarcar el tema de cómo nuestra formación espiritual no es sólo para nuestro beneficio, sino también para el beneficio de las personas con quienes interactuamos, sean o no creyentes. También vamos a ver que lo que le pertenece a Dios no es sólo nuestro tiempo devocional, ¡sino cada momento de nuestras vidas! Comenzando este domingo 2 de agosto, acompáñanos y aprendamos juntos a vivir vidas que muestran un Amor Cruciforme.
A pesar de cómo lo habían herido, en la carta de 2 Corintios, Pablo apunta esta iglesia, que él había ayudado a fundar, hacia un Salvador que trae reconciliación, que redime el sufrimiento y que transforma:
-a los adversarios en consoladores -al sufrimiento en gloria -a la debilidad en fuerza,
La temporada de adviento es mucho más que meramente una cuenta regresiva anticipando el Día de Navidad. Es un tiempo de conectarse nuevamente con nuestros anhelos por nuestro hogar. Se trata de anticipar la segunda venida de Jesús y de cómo un día seremos restaurados completamente a la presencia de Dios. En esta serie, estaremos explorando este anhelo a través del estudio de pasajes selectos en el libro de Apocalipsis. Nuestro verdadero Hogar vino a nosotros, ¡y un día va a volver para darnos un hogar eterno!
Nuestra cultura nos enseña a buscar nuestra satisfacción en darle rienda suelta a todos nuestros deseos. En el Sermón del Monte, Jesús nos enseña que el verdadero florecimiento humano se encuentra en la llegada del Reino de Dios. Este Reino no sólo es una esperanza futura, sino que también es el camino a la transformación hoy en día.
Nuestra relación con nuestras posesiones delata fielmente el estado de nuestra alma. Por esa razón, a Dios le interesa la actitud de nuestros corazones más que la cantidad de nuestra ofrenda. Descubre con nosotros la generosidad incómoda que Dios quiere de Su pueblo y el poder sobrenatural que la hace posible.
